De tu color, oscuro azul marino,
de tu bailar, sereno y elegante,
de la verdad que enseña tu semblante
nace el ardor que me hace desatino.
Del misterio que encierra tu destino,
de la pasión que guardes un instante,
del sinsabor que a tu grandeza espante
nace el amor que forja mi camino.
Tu palabra es mi único mandato,
tu corazón, mi sino y mi deseo,
tu llanto amargo, mi culpa y mi pecado.
Sin alma fiera soy, y sin recato
me doy de nuevo a ti, pues si te veo
me muero en mi deseo sofocado.
01.09.88 – Francisco del Moral Manzanares