La noche no quiere venir,
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Federico García Lorca
A ver si no perdemos el tiempo de esta noche,
me dijiste con nubes en la boca
y tu mano en mi espalda,
dándome tres palmadas de aliento.
Todo fue verde entonces en el aire.
Y callé porque tengo
el defecto olvidado de callar.
¡Ay, si yo no callara,
qué guerras tan perdidas no tendría!
Que sí, todo fue verde,
creedme todos,
verde botella todo por el aire,
y el sol rodando por el horizonte,
verde también.
Así que me senté a esperar la luna,
que llegaría despacio,
por el borde pequeño de los montes
(era verdad el monte todavía).
Seis alfileres en mis ojos verdes
despertaban el fuego que más puede,
pero más me dolía
no esperarte.
A ver si no perdemos el tiempo de esta noche,
y yo, que la esperaba harto
de ese sol verde por el horizonte,
cabeceaba vencido y solo,
cuando se iba la tarde trabada por el viento.
A ver si no perdemos el tiempo de esta noche,
y al despertar
no era verdad el monte todavía.
Francisco del Moral Manzanares