Me dice tu presencia desde el viento
que no eres más que yo, pero me tienes,
que mueres poco a poco y me sostienes
en tu muerte contigo y con tu acento.
Entre mis penas robas tu alimento
y con tu garra firme vas y vienes
hacia la piel eterna de mis sienes,
otorgando a tu fin mi pensamiento.
Peregrino hacia el Sur, que se desviste
ante tu huella hirviente y desmedida,
entregando su tarde breve y triste.
No cortejes cadente mi honda herida,
ámala pronto y vete, ya no existe
mi luz, ni mi tormento, ni mi vida.
14.10.90 – Francisco del Moral Manzanares